Desde la infancia, la niña protagonista de esta historia ha tenido miedo a las muñecas, debido a la película The Killer Doll ( la muñeca asesina). 

Afortunadamente, la única muñeca en posesión de la hermana pequeña era una simple Barbie. 

Una Navidad, sin embargo, le regalaron dos muñecas de porcelana y una enorme muñeca de trapo. 

Y aquí comenzó el problema: cada vez que iba a la habitación de su hermana, la niña ponía sus muñecas con los ojos en la pared, para no asustarse. 

Pero pronto comenzó a despertarse con rasguños en las manos y las rodillas, sin explicación. 

Un día, jugando con su hermana en la habitación, los dos escucharon una risa inquietante, y la muñeca de trapo, colocada como siempre, pero lentamente se volvió hacia ellas. 

Las dos inmediatamente salieron disparadas de la habitación, y desde entonces todas las muñecas fueron prohibidas en la casa.

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