Un niño y sus mejores amigos se fueron de vacaciones con uno de sus abuelos para las vacaciones de verano. 

La casa estaba ubicada cerca del cementerio, pero a nadie le había preocupado, el protagonista estaba fascinado por las circunstancias. 

Los muchachos armaron una tienda de campaña para dormir en el patio y se quedaron despiertos hasta tarde una noche viendo películas. 

Finalmente balanceándose en los columpios, el niño vio al otro lado de la puerta, en medio de la oscuridad, una figura sin rostro y con cuernos, que los miraba desde lejos. 

Asustados hasta la muerte, se apresuraron a entrar en la tienda, donde no podían dormir debido a los ruidos de la «cosa», que intentó en vano y frenéticamente trepar por la puerta. 

A la mañana siguiente, los abuelos no creyeron la historia, pero los padres, que habían vivido en esa casa, no dijeron una sola palabra.

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