Una enfermera solía trabajar en un hospicio especializado en pacientes con Alzheimer. 

Su trabajo principal era cuidar a los pacientes y lavar los platos. Una noche, mientras recogía los platos sucios, alguien parecía seguirla. 

Asustada, se metió en el baño y mirando por la rendija de la puerta, notó que era una de las pacientes.

Se sintió aliviada inicialmente pero después de un tiempo se dio cuenta de que era un anciano que había muerto tres días antes. 

Unos días después escuchó a alguien susurrarle al oído, a pesar de que la habitación en la que ella estaba, estaba completamente vacía.

Concentrándose, recordó que era la voz de su abuela, quien había muerto hace mucho tiempo.

Y así cada cierto tiempo ella puede sentir voces y cosas extrañas que aun la perturban.

Te recomienda esta historia:https://historiasdeterrorcortas.com/de-vlad-tepes-al-conde-dracula/