El Diablo De La Carretera (Relatos De Horror)

Por Story Teller
El Diablo De La Carretera

¡Hola querido lector! Bien venido de un nuevo te invito a leer esta historia de terror corta.

El Diablo De La Carretera.

Había gastado ya todo mi dinero, en un principio el plan era guardar un poco para el autobús de regreso, pero la fiesta, las mujeres, me convencieron de lo contrario.

Allí estaba yo parado en un lado de la carretera haciendo el dedo para llegar a mi casa y lo juro, es la última vez que lo hago.

Aquel año era mi segundo viaje al cervantino en Guanajuato y era la primera vez que había ahorrado dinero como para pasar toda la semana allá.

Iba con unos amigos de la universidad y ellos se regresarían antes, pero yo me iba a encontrar con unos primos que ya tenían rentando un departamento, así que podría estar toda la semana y era un plan casi todo perfecto.

Para los que no saben de qué hablo el festival Cervantino es un evento cultural que se celebra cada año en la ciudad de Guanajuato México. Ahí la gente de todo el mundo que se dedica a las artes se congrega para ofrecer y admirar espectáculos artísticos, pero para los estudiantes es el momento perfecto para conocer a estudiantes de toda la república, así como para enfiestarte durante días.

Conocer a gente nueva siempre es el atractivo pero no de la forma en que yo lo hice.

Me acabe casi todo el dinero.

Como dije antes me acabe casi todo el dinero, pero no me duró ni siquiera una semana como yo pensé, solamente me duró unos escasos tres días.

Mis primos apoyaron para quedarme un día más y me prestaron dinero para volver, pero justamente cuando iba a la terminal de autobuses un grupo de niñas de Monterrey me invitó a una fiesta privada.

Eso era algo lo que no me podía negar, así que acepté, al día siguiente sin dinero y con la cara llena de vergüenza como para pedirle más dinero a mis primos decidí por consejo de un amigo pedir aventón en la carretera.

Soy de Veracruz así que el trayecto es largo y muy probablemente iba a tener que ir haciendo autostop por varias ciudades.

Ya tenía casi tres horas parado junto con otros viajeros, yo era el único el que no recogían porque nadie iba para Veracruz.

Hugo.

Uno de los chavos que estaba conmigo me dijo que deberíamos caminar más adelante y pedir que nos lleven a San Miguel, cosa que me pareció bastante bien, pero la única persona que nos quiso llevar nos llevo hasta Irapuato.

Cada vez estábamos más lejos de casa, en Irapuato estuvimos cerca de dos horas ahí platicamos mucho y supe que el chavo era de Morelos, pero que estudiaba en Puebla.

Seguramente nos acompañaríamos por un buen tramo, lo que era bueno porque la verdad era la primera vez que viajaba así y necesitaba estar más tranquilo.

Llegamos a Celaya por la tarde y ahí nos bajaron, teníamos muy poco dinero y no nos alcanzaba más que para comprar agua y algunas golosinas.

Si no conseguíamos a alguien que nos llevará directo Puebla lo más seguro es que íbamos a pasar la noche en algún lugar en medio del camino.

Ahí Hugo preguntó en donde podíamos pedir raite para ir a Puebla o a la ciudad de México, la señora de la tienda nos dijo que nos fuéramos a las afueras de la ciudad, que por ella había muchas personas pidiendo aventón a los camioneros y que generalmente iban en esa dirección y que algunos de ellos nos podría ayudar.

Un hombre muy amable nos llevó hacia la zona donde hay varias fábricas o bodegas, a las afueras esperamos a que alguien nos llevará.

Nos hablaron del Diablo.

Varios camioneros nos dijeron que por políticas de la empresa no nos podían llevar, hasta que nos hablaron del Diablo.

El Diablo era un camionero famoso de la zona, manejaba un camión y sus rutas siempre era de la ciudad de México.

Nos dijeron que él no tenía problemas en llevar gente, pero que usualmente salía de noche.

Hugo y yo teníamos que tomar una decisión, esperara al famoso diablo o intentar llegar como fuera, así que decidimos por la segunda opción.

Cerca de las 8 de la noche un camión lleno de luces apareció en la carretera, uno de los hombres con los que habíamos platicado más temprano nos dijo que ese era el Diablo.

Hugo decidió hablar con él porque supuestamente tenia más experiencia en eso, buenas noches señor usted es el Diablo? ni dios lo quiera contestó el hombre mientras se persignaba, bueno eso fue lo que nos dijeron.

Sí la gente de aquí si me dicen pero es porque mi tráiler anterior tiene una calcamonía de un Diablo en el parabrisas cosas del dueño.

A ok ya nos había asustado un poco dijo Hugo, pues deberían, estas carreteras son peligrosos y ya me imagino que es lo que quieren.

Nos dijeron que tal vez usted nos podría llevar.

Pues sí en efecto no tenemos dinero y vamos para la ciudad de México y nos dijeron que tal vez usted nos podría llevar, lo único que tenemos es esto, le dijo mientras demostraba el poco dinero que juntamos entre los dos.

Si eso es todo lo que traen mejor guárdenlo, vaya que les va hacer falta, salgo con una hora y nos vemos aquí mismo, en ese tiempo tengo que hacer algo antes de irnos.

No sabíamos si ese hombre volvería, pero era nuestra única esperanza de llegar esa noche a un lugar seguro, Hugo tiene un amigo que vive la ciudad de México y que ya le había hablado para darnos alojo esa anoche.

De verdad que para ser una persona que conocía ese mismo día se estaba portando de lo mejor, estábamos ahí en la hora marcada con hambre y un poco de frío, sucios o muy cansados pero con las ganas de llegar a nuestro destino.

De pronto volvimos a ver esas luces como de feria y sentimos alivio, si había regresado por nosotros el Diablo abordamos su camión y emprendimos el camino.

En unas horas estaremos en la ciudad de México pero tengo que descargar algo en Querétaro, ahí paramos a cenar algo y continuamos.

La advertencia.

El plan marchaba bien y Augusto el nombre del Diablo era una persona muy amable y muy platicadora, entendía porque le gustaba llevar a la gente, porque así podía platicar y no aburrirse durante el camino.

En Querétaro nos pidió bajarnos, pues solamente podía entrar el en el parque de trailers, así que lo esperamos en una parada de camioneros.

Pidan de cenar que yo los invito nos dijo y con el hambre que traíamos aceptamos, durante la cena ya con Augusto comienzo a notar ciertas actitudes extrañas, contaba algo, se reía pero abrazada mucho Hugo, le tocaba la pierna cuando le platicaba algo.

Digo con cosas muy normales, pero a mí no me daba buena espina, me levanté del baño y antes de irnos de ahí entró otro hombre que me dijo tengan cuidado con eso desviado del Diablo, tiene unas mañas bastante extrañas.

Solo reí salí de ahí pensando que era algún amigo suyo echándonos carrilla.

Hugo y Augusto ya estaban en el camión esperándome cuando llegué y Augusto me dijo: ¿No te quieres dormir un rato? te puedo abrir la cabina para que descanses.

La verdad yo si quería pero algo la mirada de Hugo me dijo que no debía hacerlo, le dije que tal vez más adelante.

La ruta va a cambiar un poco.

Continuamos el camino, para esto ya era tarde y calculamos llegar a la ciudad de México cerca de la una de la madrugada, el Diablo nos dejarían Xalostoc cerca del aeropuerto, de ahí tendríamos que seguir nuestro camino, pero de la nada los planes cambiaron.

Chavos la ruta va a cambiar un poco, voy a tomar todo el arco norte para entrar por Texcoco, tengo que pasar a dejar algo ahí primero, ¿no les molesta verdad? preguntó.

No pues tampoco tenemos otra opción contesto un poco serio Hugo.

-Perfecto eso me gusta que sean chavos pensantes.

-Sí paras en alguna gasolinera estaría bien porque quiero ir al baño.

-Entonces haces en la carretera porque yo ya cargué el camión y no puedo volver a parar, ya que la empresa puede pensar que estoy ordeñando el camión.

En el camino Hugo hablaba poco y Augusto trataba de sacarnos plática, pero la cosa ya se ponía muy tensa, no sé qué había pasado mientras fui al baño.

Entonces yo bostece, y augusto volvió a ofrecerme a dormir en la cabina esa, estaba tan cansado que al final termina aceptando.

Nos detuvimos en la carretera para que yo me fuera a dormir y Hugo aprovecho para orinar.

Desperté por el fuerte ruido de los frenos.

Este wey está muy raro, hay que avisarle a alguien me dijo, pero ninguno de los dos tenía saldo y en mi caso no tenía ni siquiera batería.

Tome su comentario como algo del azar y estábamos cansados, hambrientos, seguro ya también de mal humor.

Me subí a la cabina y caí dormido, desperté media hora después por el fuerte ruido de los frenos, me di cuenta de que estábamos detenidos pero no podía ver nada afuera.

Escuchaba voces, pero no entendía bien lo que estaba diciendo, de pronto comienzo a escuchar ruidos como si fueran golpes, intenté salir, por más que intentaba la puerta no se abría y era como si tuviera algún seguro que solamente el conductor puede abrir.

Yo estaba muy nervioso, pensé que Hugo estaba en problemas o algo por el estilo, comencé a gritar que me dejaran salir, pero nadie parecía escucharme.

Comencé a patear la puerta mientras escuchaba todos esos ruidos en la parte de arriba y de pronto dejé de escucharlos, lo siguiente fue el sonido de la puerta y ya había salido del camión, me quedé callado para escuchar mejor.

Le juro que yo no sabía nada.

Pero solamente se podían escuchar pisadas en la tierra, así estuve por unos minutos hasta que Augusto me abrió la puerta.

-¿Tú sabías de eso? me pregunto molesto, de que tu amigo me quiso saltar.

-¿Hugo? no puede ser, ¿Dónde está?.

-Peleamos un poco, me quiso amagar con un cuchillo y cuando no pudo se bajó y se fue corriendo al monte.

Le juro que yo no sabía nada, lo conocí por la mañana en Guanajuato, pero no sabía sus intenciones, Augusto dijo que me revisaría para checar que no trajeran armas conmigo, también checo mi mochila.

Hugo había dejado sus cosas allí, no podía creer que ese chavo tuviera la intención de asaltar a un camionero en medio de la noche, pero eso explicaba un poco de cambio de actitud.

El Diablo me dijo que me creía, pues no tenía sentido que yo me fuera a dormir si íbamos asaltarlo, ya que en todo caso lo hubiéramos hecho entre los dos.

Me dijo que por seguridad me iba a dejar en Calpulalpan, también me entregó el dinero que previamente traía Hugo.

Mira esto lo dejó tirado y tu amigo úsalo para llegar a algún sitio a dormir, ya no te puedo llevar a la ciudad de México.

Las oficinas de la policía.

Yo le dije que con eso no me alcanzaría para llegar a ningún lado y que en ese lugar no conocía a nadie, que por favor me dejara por lo menos llegar a Texcoco porque estaba más cerca de la ciudad.

Eso debiste pensar antes de gastarte todo tu dinero chupando me contesto muy serio.

Seguimos en silencio durante el trayecto cuando de pronto me dijo tuviste suerte de que vas a llegar con bien a casa, mucha gente no llega, mucha gente desaparece, mucha gente conoce las personas equivocadas en las carreteras y terminan pagando el precio, hoy te toco librarla pero por favor la próxima vez piensa mejor las cosas.

No andes jugándole al vivo y arriesgando el pellejo como tu amigo, entendía sus palabras y no sé que me hubiera pasado si yo hubiera traído más dinero o por si alguna razón hubiera tenido que pasar la noche con Hugo en medio de la nada, pudo haberme hasta matado pensé.

Una vez en Calpulalpan pase a comprar algo de tomar en un Oxxo, ahí vi que estaban las oficinas de la policía federal y decidí acerarme para pedir informes, en realidad solamente quería que me dejaran pasar la noche allí.

Un sobreviviente del Diablo.

Uno de los dos oficiales que estaba esa noche me preguntó que de dónde venía y decidí contarle, incluso le dije que un camionero me había llevado hasta allí pero que Hugo intentó asaltarlo y todo eso.

El federal al parecer ya había escuchado una historia así, me pidió que le describiera el sujeto, de inmediato le describí a Hugo, después me pidieron que le describiera el camión y entendí que querían la descripción de Augusto.

No oficial, la descripción que le di fue la del que quiso asaltar al camionero, el camionero es un tipo delgado alto moreno y usa una barba de candado, usa un pantalón de mezclilla, tenis rojos, una playera tipo polo azul marino y una cachucha verde, también usa una esclava como de plata y anillos.

El camión tiene muchas luces, se parecen a las luces de la feria, es un tráiler de esos que traen cabina para dormir y la verdad es que no sé qué modelo es, ni tampoco sé la marca, porque las luces no me dejaron verlo detalle.

-Es el mismo- dijo el federal, de inmediato tomó la radio se comunicó con otro agente, le dijo que él estaba con un sobreviviente del Diablo, que iba para Texcoco pendientes al Diablo dijo por la radio.

Una historia muy diferente a lo que yo había imaginado.

Para mi seguridad me invitaron a pasar, ya adentro me contaron una historia muy diferente a lo que yo había imaginado, resulta que existe una historia un tanto urbana y un tanto leyenda, pero que tiene bastante de cierto.

La historia de quienes lo han podido contar es de un camionero que les da raite por las noches al principio se porta amable se gana la confianza, pero que conforme avanza la noche se comienza a tornar más violento e incisivo.

Algunos dicen que cuando esto pasa el tipo les hace proposiciones, algunas otras veces los reta a exponer sus vidas de manera temeraria a cambio de sustancias o dinero.

Este camionero del que poco registro se tiene suele cambiar la imagen en su camión y de el mismo, aunque no hay pruebas reales se le relaciona con varias muertes desapariciones de personas en carretera.

Pocos han sido los sobrevivientes y todos cuentan lo mismo, le dicen el Diablo, nombres tiene muchos y a mí me tocó conocerlo, como Augusto pero otros lo llaman Genaro, Elías, Aristeo, Matías, Carlos, etcétera.

El apodo siempre es el mismo.

Aunque el apodo siempre es el mismo supuestamente este camionero no es un fantasma, sino más bien de un asesino, uno que no trabaja solitario.

En cada ciudad por donde pasa tiene cómplices y las rutas que más usa son las que vienen del bajío y del norte del país, casi siempre van a ser hacia el centro, pero la realidad es que nadie sabe realmente a dónde va.

Hay tantos camiones parecidos al suyo que por las noches se sabe camuflajear y por el día pasa completamente desapercibido.

Han intentado atraparlo poniéndole señuelos de la misma policía de caminos, pero nunca funciona y es como si él supiera cuándo atacar y a quienes.

Algunos dicen que es el mismo demonio devorando almas, otros dicen que es un asesino ayudado por las mismas autoridades a cambio de dinero, pero la realidad es que nadie sabe sobre su identidad, ni de su camión.

Nadie sabe para quién trabaja, pero es un camionero verdadero, ya que por lo que se sabe carga y descarga antes de sus ataques.

Tienes suerte me dijo el oficial, hay personas que han sobrevivido pero cuando los encuentren estén en muy malas condiciones, tardan meses en recuperarse y cuando lo hacen ni siquiera pueden hablar.

No tenía como comprobar la existencia de Hugo

Tú llegaste entero gracias al otro chavo, pero si no encontramos pronto a ese muchachos lo más seguro es que no lo encontraremos nunca.

Esa noche les dije de donde veníamos, pero no pude decirles a qué altura de la carretera ocurrió la pelea entre Hugo y el Diablo les trate de explicarles con los tiempos de viaje, buscaron pero no encontraron a nadie.

Al día siguiente me pidieron una declaración aunque yo no había sufrido ningún ataque, tampoco tenía como comprobar la existencia de Hugo, me dejaron ir e incluso me llevaron hasta san Martín y de ahí pude finalmente llegar a Veracruz.

Aquella travesía no se lo deseo a nadie, hoy en día prefiero mantener mi vida que seguir exponiéndome.

Nunca supe qué le pasó Hugo, pero sé que no corrió a los matorrales como me dijo Augusto, algo le hizo y espero que haya sobrevivido.

Estuve buscando en redes sociales algo que me indicara la desaparición de alguien llamado así, ya sé de Morelos o en puebla, pero no encontré nada en concreto.

Al parecer no era la primera vez que Hugo se perdía y pedía aventón, pero esta vez creo que no va a volver.

Este es un consejo para todos aquellos que viven su vida sin pensar en las consecuencias, no se expongan que por un
momento de arrebato y terminen en manos del mismísimo Diablo.

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