3 Historias De Brujas 1 (Historias de terror cortas)
Hola querido lector, te agradezco tu preferencia y a cambio te comparto esta selección de historias de terror cortas de brujas que seleccione para ti.
Historia de Brujas 1.- Dia de Campo
Quiero encontrar mi historia, pero bajo un seudónimo porque no quiero que las personas que me conocen me reconozcan y empiezan a burlarse de mí, ya sea porque me consideren miedoso o para evitar que comiencen en llamarme loco.
Originalmente soy de otro pueblo, pero actualmente vivo en uno llamado Viesca que queda en Coahuila, tengo 25 años pero a pesar de mi edad le temo mucho a las brujas, yo sé que existen porque tengo varias experiencias tenebrosas, la última que me ocurrió es la que estoy por relatar.
Todo ocurrió el día 20 de julio del 2018, lo recuerdo tal y como si fuera hoy y jamás se me va a olvidar esa fecha, era tiempo de vacaciones por parte de mi trabajo y en este pueblo de Viesca se celebran las fiestas de su aniversario.
Es por estas fechas que vienen muchas personas de otras partes a disfrutar de la celebración, ya que estas son muy populares en los alrededores, además regresan algunos que se han mudado a otras ciudades o vienen nuestros familiares a visitarnos, también.
Se nos ocurrió la idea de ir a acampar
El día antes de que nos ocurrió llegaron dos primos provenientes de Torreón, el menor de ellos tenía 26 años el mayor tenía 33, en aquel momento yo todavía no había cumplido los 24.
Apenas llegaron nos saludamos cordialmente como siempre lo hacíamos cuando teníamos tiempo sin vernos, charlamos mucho ya que tenemos que son años en estar junto los 3.
Durante la conversación surgió el tema de ¿Qué haríamos al día siguiente? se nos ocurrió la idea de ir a acampar, hubo varios sitios que se nos ocurrieron para la excursión, por mi parte yo le sugerí a mis primos que podíamos ir a la cima del cerro.
Les dije que me gustaba ese sitio para hacer nuestro campamento, ya que era muy cerca y que quedaba a un lado de la cruz desde donde se podía divisar todo el pueblo, pero mi verdadera razón era otra.
Muchos habitantes de Viesca dicen que por los montañas hay brujas y eso me da mucho temor, pero no creía que se acercaran a la cruz, por eso sabía que estaríamos protegidos contra ellas.
Ambos se quedaron pensando en esa alternativa, pero ellos no son tan cobardes como yo, además no querían ir el mismo sitio al que siempre íbamos, así que mi primo el mayor dijo que era mejor hacerlo en otro sitio, propuso hacerlo en el sitio en donde me dicen que las brujas hacen sus aquelarres, en un lugar donde se reunían para bailar y para sacrificar animales.
Solo de mencionar ese nombre ya me da miedo
Al escucharlo hablar mi cuerpo sintió escalofríos, yo sabía que eso no era una buena idea, sin embargo a mi otro primo le pareció una idea perfecta, así que sin más ellos decidieron por mí y me dejaron prácticamente con la palabra en la boca, pero por más miedo que tenía las ganas de una nueva aventura con ellos hizo que también aceptará la idea.
Al día siguiente nos comenzamos a alistar y arreglar todas las cosas que llevaríamos para instalarnos en la zona elegida, cuando terminamos de ordenar todo emprendimos nuestro camino a Codés.
Solo de mencionar ese nombre ya me da miedo, de allí se dicen muchas cosas, sobre todo las historias de brujas.
Esa zona está muy cerca al cerro y de ahí se comentan que por las noches escuchan ruidos y murmullos aunque se trata de un lugar que no está habitado.
Codés no esta muy alejado de Viesca pero no es un sitio al que se puede ir en coche, es necesario ir en camioneta ya que es un camino como de 15 minutos atravesando un terreno de tierra.
Al llegar escogimos el lugar que estaba más plano, pero cercano a los árboles para protegernos del clima y de los posibles animales que estuvieran en el lugar.
Armamos nuestro campamento colocamos la tienda de campaña de cada uno alrededor de la fogata que habíamos encendido, arreglamos también un sitio para los utensilios de cocina así como la comida y las bebidas que habíamos llevado.
Luego buscamos algo más de leña para que la fogata estuviera encendida durante toda la noche.
En ese instante escuché que alguien me hablaba al oído llamándome por mi nombre
Una vez instalados preparamos unos emparedados, comimos y empezamos a tomarnos unas cuantas cervezas cerca de la fogata, hablamos de todo y bromeamos entre nosotros y así se fue pasando el resto de la noche.
Decidimos acostarnos temprano e ir bañarnos a la laguna muy temprano a la mañana, eran como las 11 de la noche cuando nos despedimos, cada uno se metió en su tienda de campaña para descansar.
Recuerdo que me encontraba en ese momento en el cual estaba entre dormido y despierto, en ese instante escuché que alguien me hablaba al oído llamándome por mi nombre, de un brinco me desperté sobresaltado mirando a mi alrededor pensando qué eran en mis primos gastando una broma, pero resulta que ellos estaban durmiendo cada uno en su tienda.
A pesar de mi temor las cervezas hicieron que no le prestan a tanta atención a lo ocurrido, me dieron ganas de ir al baño, así que decidí salir de en el sitio de descanso y atender mi necesidad.
Me aleje un poco del campamento y mientras está orinando sentía la mirada de alguien sobre mis hombros, incluso se podría decir que sentí como si fueran muchas personas que lo estaban haciendo.
Me regresaron la roca que había aventado
Al mismo tiempo comencé a escuchar como si varias personas estuvieran caminando en círculos a mi alrededor, por lo que terminé lo que estaba haciendo e inmediatamente agarre una roca y la lance hacia la maleza.
Me quedé quieto observando, pero a los pocos segundos violentamente me regresaron la roca que había aventado rozándome en el brazo izquierdo, sentí tanto miedo que no sentí el dolor en ese momento sino algún tiempo después.
No podía hacer otra cosa más que ser valiente ante tal situación así que grite tan fuerte como pude tratando de esta manera de despertar a mis primos:
-Quien sea que esté ahí aléjate, tenemos armas y no te queremos herir-.
Casi al instante mis dos primos estaban a mi lado preguntándome qué era lo que estaba ocurriendo, les respondí que había alguien cerca y lo sucedido con la roca.
Se quedan un pensativo e incrédulos y luego me confesaron que creyeron que pensaron que yo estaba borracho, pero no fue de esta manera, no alcanzaron a preguntarme nada más hasta que ellos mismos fueron testigos de lo que yo estaba diciendo.
Todos escuchamos los mismos sonidos, como si hubieran muchas personas susurrando cosas al mismo tiempo, también se empezaron a sentir pasos a nuestro alrededor, era como si danzaran en el círculos y nosotros estuviéramos en el centro.
Mi primo trataba de encender la camioneta pero algo se lo impedía
Aunque estaba en la luz de la luna llena y lo que iluminaba la fogata era muy difícil saber quiénes o cuántos eran, mi primo mayor cargo su pistola y disparos al aire tratando de asustar a los extraños, luego les advirtió que si no se iban la iba a utilizar contra ellos, pero lo que escuchamos después fue aterrador.
Risas, carcajadas, aleteos se escuchaban por todo el lugar al igual que aquellos murmullos y susurros, esta vez mi primo no tuvo contemplación y comenzó a disparar a todas partes.
Yo supe que eso no serviría de nada porque estábamos rodeados de brujas, no podíamos hacer otra cosa que huir por nuestras vidas, así que le dije lo que estaba sucediendo que corrieran a la camioneta ya que ellos eran nuestra única vía de escape.
Afortunadamente ambos me hicieron caso y corrimos a la camioneta con todas nuestras fuerzas, apenas llegamos nos encerramos y parecía como si trataran de abrir las puertas, pero afuera no había nadie, mi primo trataba de encender la camioneta pero algo se lo impedía.
Eso era algo imposible que ocurriera porque era nueva.
Los tres estábamos desesperados y no sabíamos qué hacer en ese momento, sabía que de algo me serviría haber investigado y aprendido tantas cosas acerca de las brujas, debemos gritar las groserías y rezar con mucha fe para que se alejaran y nos dejaran tranquilos.
Así lo hicimos, mientras uno rezaba otro les gritaba y el otros hacia su mejor esfuerzo para encender la camioneta, pero todos los esfuerzos hasta ese momento fueron en vano.
Sabíamos que había sido un completo error haber escogido a que el aterrador lugar
Sentíamos que ya estaban cerca de entrar a nuestro escondite, sólo nos quedaba despedirnos esperando lo peor, quien sabría lo que harían con nosotros, rezamos a dios a viva vos creyendo que seria lo último que haríamos en vida.
En ese momento los tres juntos lo hicimos con mucha fe, poco a poco se fueron alejando los murmullos, dejaron de reírse a carcajadas y la camioneta encendió.
Estaba amaneciendo y seguíamos con vida, al parecer nos habíamos salvado de un ataque inminente, dejando todas nuestras pertenencias atrás mi primo emprendió nuestro camino de vuelta a toda velocidad.
La vía se veía ahora más peligrosa que cuando habíamos llegado, los 15 minutos para llegar a casa parecieron eternos, aún escuchábamos un lejano aleteo por lo que rezamos durante todo el trayecto.
Sabíamos que había sido un completo error haber escogido a que el aterrador lugar para ir a acampar.
Desde ese momento no hemos vuelto a acampar, mucho menos hemos regresado que el sitio ni siquiera a recoger todo lo que habíamos dejado aquella noche.
Relato de brujas 2 .- El Baúl
Vivo en Colombia, estoy feliz de poder compartir uno de los tantos sucesos que me pasaron en mi infancia, por lo pronto debo decirles que esta historia es absolutamente verdadera.
Me sucedió cuando tenía 12 años en una oportunidad en el que estaba de visita en la casa de mi abuela materna, debo empezar comentando que desde niña tengo la facultad de ver espíritus, así como sentir energías y algunas otras cosas, por lo que no era una de esas niñas que se asusten con facilidad.
Como todas las tardes de los viernes mi abuela materna acostumbraban buscarnos a mi hermano y a mi para llevarnos a su casa durante todo el fin de semana.
Nos a ayudado un poco a mi papá ya que mi madre había fallecido cuando tenía dos años.
La casa de mis abuelitos era muy tranquila, allí vivían mis otros niños con mi prima, era precisamente en su cuarto en donde mi hermano y yo dormíamos cuando nos quedamos con ellos.
Al poco rato de está dormida de repente empecé a sentir una energía pesada
Era muy grande ya que era la última habitación que quedaba el fondo de la casa, tenía grandes ventanas transparentes que permitían ver en el patio de juegos, eso era algo que me gustaba mucho ya que solía dormirme contando las estrellas, además la luz de la luna alumbraba la habitación y no estaba tan oscura.
Generalmente yo jugaba con mi prima, mi hermano veía televisión hasta la hora de la cena y cuando terminamos de comer nos despedíamos de los adultos y nos íbamos a dormir.
Antes de dormir acostumbrábamos a conversar durante un rato, hasta que el sueño nos vencía, ya en la habitación solamente había una cama pero era de las más grandes, por lo que los tres que habíamos cómodamente en ella.
Mi hermano era el más miedoso de los tres, por lo que siempre escogía en lado de la cama que estaba cerca de la pared, mi prima solía acostarse en medio de ambos y como yo tenía alguna preferencia por el lugar siempre me tocaba el lado más cercano a la ventana.
Esa noche no fue diferente, el primero que se durmió fue mi hermano, pero nosotros también lo hicimos poco tiempo después, luego de nuestra acostumbrada charla nocturna.
Al poco rato de está dormida de repente empecé a sentir una energía pesada, pero no era una que hubiera sentido antes, así que abrí los ojos en ese momento.
Estaba vestida con una larga túnica de color negro
Preferiría no haberlo hecho, vi a una mujer en la puerta de la habitación, había entrado sigilosamente en medio de la noche cuando todos estábamos durmiendo, pensé que lo había hecho por la ventana que estaba abierta de par en par.
Recuerdo que estaba vestida con una larga túnica de color negro, al ver su rostros, esqueléticos dedos y largas uñas pensé que era una bruja.
Empecé a sudar frío y pude ver su rostro con extrema facilidad gracias al reflejo de la luna llena que entraba por la ventana, era una mujer alta delgada y tenia puesto un sombrero puntiagudo, era de color negro y su cabello llegaba hasta el final de su espalda, pero lo tenían sucio y despeinado, su cara era alargada pero no tenía verrugas, o una enorme nariz como la gente piensa.
Avanzó unos cuantos pasos y sabía dónde iba, era como si ya lo hubiera hecho antes, llegó hasta el viejo baúl de mi bisabuelo, el que mi abuela mantenía en una esquina del cuarto de mi prima.
La vieja bruja con un murmullo abrió el candado
Ella siempre nos decían que su papá guardaba ahí sus más valiosos recuerdos, los cuales venían de alguna manera nuestra herencia, pero que nosotros no podíamos abrirlo hasta que fuéramos mayores, por lo que siempre había tenido un gran candado.
Apenas estuvo al lado la vieja bruja con un murmullo abrió el candado, el cual cayó al piso dejando al descubierto el preciado tesoro de mi bisabuelo, ante aquel hecho yo sabía perfectamente que no debía hacer ruido.
En mi mente pensaba que aquella mujer no me descubriera observándola o que mis compañeros de cuarto se despertarán, ella no debía descubrir que yo estaba atenta de todo lo que estaba haciendo.
Me perturbaba ver la forma en la que presurosamente purgaba en el baúl buscando algo, era como si no tuviera tiempo, no quería ser descubierta de alguna manera.
En eso mi hermano aun dormido comenzó moverse para cobijarse mejor, realmente la habitación estaba más fría que de costumbre, en ese instante la bruja volteó y se quedó mirando fijamente hasta donde estábamos acostados nosotros, de inmediato entrecerré los ojos esperando que no se diera cuenta de que estaba despierta viendo todo lo que estaba haciendo.
En ese momento me invade una sensación de pánico, pero debía permanecer tranquila como dormida, no respire por varios segundos al darme cuenta que se acercaba hacia mi, de hecho se paró justamente al lado de la cama.
Mocosa ya te vi
Supongo que por mi instinto de supervivencia, por ser mi primera experiencia de este tipo seguí haciéndome la dormida, cerré mis ojos completamente, pero ella comenzó a reírse sigilosamente me dijo en susurros:
–Mocosa ya te vi.-
Mi corazón palpitaba a mil porque pensaba que me llevaría con ella, o que algo muy malo pasaría porque no podía moverme o emitir un solo sonido para pedir ayuda.
Sabía que en cualquier momento podía lastimarme, también sabía que esos negros y penetrantes ojos me estaban observando con curiosidad.
Presumo que quería saber si yo la estaba mirando, si me había dado cuenta de su presencia, sentí un terrible e inmenso dolor en mi brazo, con sus largas uñas me estaba pellizcando y poco a poco apretaba mi piel con gran fuerza.
Quería que yo percibiera el dolor, pero a pesar del maltrato que estaba recibiendo no me moví ni emití ningún sonido.
Al ver que no hacía nada se quejó un poco y dejó de pellizcarme, al parecer, el tiempo se le estaba terminando, por distraerse conmigo no había podido conseguir lo que estaba buscando.
Ya no me daba miedo y ella también lo supo
Por la ventana salió de la habitación y yo pude volver a abrir mis ojos por completo, con claridad pude ver cómo esta mujer llegó al patio, cuando tomo lo que creo que era una escoba, aunque sinceramente no sé si fue eso realmente.
Volvió a mirar hacia adentro de la habitación y su mirada se cruzó con la mía, en ese momento supe que ella no me podía hacer daño, que yo era tanto o más poderosa que ella.
Ya no me daba miedo y ella también lo supo en ese momento, el segundo siguiente dio un salto y desapareció como si se hubiera ido volando.
Yo estaba confundida de lo que me estaba pasando, pero respire un poco, me animé a sentarme mire mi brazo con el reflejo de la luna y puede ver que su pellizco, me había dejado una marca en el brazo.
Empecé a llorar pero de impotencia por no haber tenido suficiente valentía para enfrentarla.
En ese momento pude dormir un poco, yo sabía que ya no regresaría esa noche, pero apenas amaneció y la luz del sol entró por la ventana lo primero que hice fue mirar mi brazo, lo tenía como si me hubiera quemando, me dolía mucho, aunque tenía la esperanza de que hubiera sido un sueño ahora sabía qué había ocurrido realmente.
Pegue un brinco de la cama y necesitaba contarle todo lo ocurrido a mis abuelos.
Mi abuelo no creyó absolutamente nada
Dejé corriendo el cuarto haciéndome pasó entre el candado del baúl y todo lo que la bruja había sacado de este, papeles, fotos, libros y ropas, muchos enseres que nunca había visto antes, todo estaba revolcado y luego podría ver que era.
Mi preocupación en ese instante era hablar con mis abuelos de lo ocurrido en la noche anterior.
Cuando llegué a su cuarto les conté llorando todo lo que había pasado, como mi abuelo es policía pensó que se trataba de algún ladrón que había entrado en la casa aprovechando que todos estábamos dormidos, que efectivamente encontró a mi hermano y a mi prima durmiendo.
El candado seguía en el suelo al igual que todo lo que había en el interior del baúl, mi abuelo no creyó absolutamente nada de lo que yo le había contado y pensó que había sido yo la curioso que había hecho tal desorden.
Mi abuela recogió todo y cerro nuevamente el baúl con él candado y me dijo que ella sí creía pero que aún no tenía la edad para saber qué era lo que había pasado, además me tranquilizó diciendo que no me preocupara ya que mi madre siempre estaba con nosotros protegiéndonos. Por eso es que no me había hecho daño la bruja.
Llegando el domingo mi padre fue almorzar a donde mis abuelos y luego regresamos a nuestra casa, pero no le comenté nada de lo ocurrido, ni a él ni a nadie tal como me lo había pedido mi abuelita.
Al fin de semana siguiente no supe que había hecho ella con el baúl, pero tampoco quise preguntarle, aún recuerdo el rostro y el dolor del pellizco que me dio aquella mujer que para mí y para muchos a los que les he contado esta historia es una bruja.
Historia de brujas 3.- El Bautizo
Mi nombre es Eduardo y este relato proviene de una historia real contada por mi abuela.
Ocurrió en Panamá en la provincia de Chiriquí específicamente en una región llamada San Carlos, esta es una región de montañas, bosques extensos y de hermosos y verdes paisajes, pero no es muy conocida por muchos ya que está muy alejada de la ciudad central.
Ella cuenta que en ese pueblo habita un señor llamado don Guillermo de unos 35 años, él era un hombre solitario y no tenía esposa ni hijos, vivía solo en una casa pequeña de madera al colegiado del pueblo como a unos 30 minutos de distancia.
Al pasar el tiempo ya empezó a molestarse por la situación
Los habitantes le preguntaban si no le daba miedo vivir en esos terrenos tan alejados, en donde era común ver espíritus deambulando y espantando todos por los caminos, especialmente por las noches.
Al principio lo tomaba como una broma, pero al pasar el tiempo ya empezó a molestarse por la situación, simplemente contestaba que no se entrometieran en su vida y que no creía para nada en ese tipo de historias.
Cierto día al llegar por la noche a su casa, luego de trabajar notó algo muy extraño, alguien había preparado la cena, bien lavado y arreglado toda su ropa, e incluso habían dejado encendida las lámparas de vela.
Decidió poner una trampa para descubrirla
A partir de ese momento día tras día al llegar de su trabajo veía que todo en su casa estaba perfectamente arreglado, pero no sabía quien era la persona que lo estaba haciendo, por lo que decidió poner una trampa para descubrirla.
Un día trato de alborotar la casa de forma que fuera imposible arreglar todo antes de que el llegara del trabajo, hizo también su trabajo que al día siguiente el mismo no podía conseguir salir.
Como de rutina tomó su caballo, lo preparó se montón en el para hacer como si se iba de lugar para ir a trabajar, sin embargo después de haberse puesto en marcha y alejarse un poco de la casa se bajó del caballo lo escondió en un terreno vecino, se puso a esperar.
Mayor fue su sorpresa al ver una hermosa y joven chica entrando a su casa, el que tome extrañado ya que no la conocía, es más nunca la había visto en toda su vida, así que salió de inmediato su casa para enfrentarla.
Se llamaba Agustina
Le preguntó ¿Quién era? y ¿Qué hacia en su casa sin su permiso? , ella con su cara caris baja le pidió disculpas de mil maneras tratando de explicarse.
Ella no era del pueblo, no tenía dónde vivir por lo que se quedaba descansando, comía y se bañaba en su casa cuando el no estaba y ella a cambio ella organizaba todo.
Don Guillermo le dijo que se sentara con él y que le hablara más sobre ella, así supo que ella se llamaba Agustina y había tenido problemas donde vivía, era de las afueras de San Carlos, tenía 26 años y por las noches dormía en el bosque.
Como él estaba solo en esa casa le dijo que si quería se podía quedar con él en la casa, pero que lo siguiera ayudando con todas las labores hogareñas.
De su gran amor nació un niño muy saludable y hermoso
Así lo hicieron por algunos meses hasta que se volvieron pareja, mientras don Guillermo trabajaba casi todo el día en fincas cuidando el ganado, haciendo sembradíos de maíz, arroz, frijoles y otras hortalizas, Agustina se encargaba de las tareas del hogar e iba por las noches a buscar camarones y peces en los ríos aledaños.
Al año de ser pareja de su gran amor nació un niño muy saludable y hermoso, al cual le pusieron el mismo nombre que su padre, pero casi desde el principio comenzaron los problemas entre ellos.
Don Guillermo quería bautizarlo pero Agustina no quería hacerlo, cada vez que hablaban del tema terminaban discutiendo.
Cuando el niño cumplió los dos años el señor Guillermo pensó que ya se había tardado demasiado, así que decidió bautizar al pequeño aun con la negativa de su madre que no cambiaba de parecer.
Esa noche esperó pacientemente que Agustina se fuera
El señor Guillermo sin mencionar nada planeo bautizar el niño sin decirle nada a su mujer y como de costumbre le dijo a su esposa que fuera el río más alejado, ya que tiene donde pescaban los pesos más grandes.
Como ese río que daba unas cuantas horas de camino le podía dar tiempo de ir a la iglesia con el niño y bautizarlo sin que ella se diera cuenta, así también evitaría más discusiones respecto al tema y volverían a ser felices como antes.
Esa noche esperó pacientemente que Agustina se fuera, cuando supo que ya había pasado un tiempo prudencial preparó su hijo, busco su caballo en el corral y le puso la silla de montar.
Con el niño en sus brazos subió al caballo y justamente cuando se disponía a tomar el camino de la iglesia un enorme bulto negro se le tiró al anca del caballo y lo tomó con una fuerza sobrehumana para tirarlo al suelo.
Don Guillermo luchó con todas sus fuerzas y se mantuvo sobre el caballo sin dejarse tumbar, mientras eso ocurría el caballo asustado relinchando iba todo galope directamente hasta la iglesia sin dejar de galopar ni de bajar la velocidad.
Se escuchaban unas pisadas de gran peso que hacían temblar todo el templo
Don Guillermo entró con el caballo en la iglesia interrumpiendo la misa nocturna que se estaba celebrando, contó rápidamente lo que había ocurrido y ante la mirada atónita de todos, un ave de gran tamaño y con rojos estaba a las afueras de la iglesia gritando en una lengua que nadie conocía.
El padre de la iglesia que estaba ofreciendo la misa le dijo a los feligreses que cerraran todas las puertas y ventanas, luego llamo a algunos feligreses para ser testigos y padrinos del sacramento del bautismo.
Mientras tanto fuera se escuchaban unas pisadas de gran peso que hacían temblar todo el templo, alrededor se escuchaba el galope como si fueran cientos de caballos espeluznante sonidos.
Terminando el bautismo del niño Guillermo se pusieron a rezar hasta el alba, pero antes de amanecer se escuchó una voz de una mujer que estaba gritando:
-Te salvaste el haber entrado en esa casa Guillermo, si no te hubiera enseñado a respetar a una mujer.
Todos quedaron atónitos al escuchar esto, pero el momento fue el adecuado para saber que don Guillermo al llegar a su casa vio a su espantosa mujer que sin haberse dado cuenta antes era una espantosa bruja.